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Ayer, 18 de mayo, se celebra el Día Mundial del Reciclaje, una fecha que tiene como objetivo sensibilizar a la población sobre la importancia de producir y consumir de manera responsable y en el que se conciencia sobre la importancia de separar los residuos y darles una nueva vida a aquellos que aún sean aprovechables.
A través de la famosa regla de las 4 erres – reducir, reutilizar, reparar y reciclar – la UNESCO busca año tras año que se reduzca el volumen generado de productos minimizando la huella de carbono actual. Y a pesar de que el efecto negativo de la contaminación sobre el planeta – acorde con un estudiode BioScience, en los últimos 10 años los desastres naturales aumentaron un 43,8%, llegando a su punto más alto entre 2020 y 2021 – ya ha comenzado a provocar una transformación en la mente de los consumidores, la realidad es que aún queda mucho por hacer.
En este sentido, en línea con el último informe sobre economía circular presentado por la Fundación Cotec, la tasa de reciclado de residuos municipales en España en 2021 fue del 35%, lejos de la media de la Unión Europea, que se sitúa en 48%, y del objetivo marcado por la Comisión Europea, que oscilaba al 50%.
Frente a estos datos y, con intención de cambiar el actual paradigma de consumo, Simplr -compañía española pionera en el ámbito de la economía de acceso, quiere promover el consumo responsable a través de suscripciones de fácil activación y desactivación englobadas en más de 50 categorías, como alimentación, electrónica, automoción u hogar, entre otras.
Pionera en economía circular, esta compañía propone un cambio en el patrón de consumo que priorice el uso sobre la adquisición, reutilizar en vez de desechar y, en definitiva, suscribir en vez de comprar, bajo un modelo de pago por uso en el que los consumidores solo consumen los
productos que necesitan, en el momento en que los necesitan y durante el tiempo que los necesitan.
De este modo, permite ajustar las compras a las necesidades reales de los individuos y, una vez que estas finalizan, devolver los productos utilizados para que otras personas puedan usarlos, elevando al máximo el ciclo de vida de los mismos y reduciendo la fabricación de bienes por parte de las empresas entre un 30 y un 70%, según datos de la propia compañía.