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La Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac) alerta de que los problemas de desabastecimiento podrían provocar a partir de la próxima semana un parón de las obras, después de que el compromiso del Gobierno de subvencionar con 1.000 millones de euros el precio del gasóleo no haya servido para acabar con la huelga del transporte.
Para evitar el colapso del sector, la patronal de las empresas que suministran los materiales para construcción, rehabilitación y reforma pide un plan de choque con medidas urgentes para garantizar la circulación en los puntos clave de acopio, lo que implica asegurar el acceso de sus transportistas a fábricas y centros logísticos.
En caso contrario, Andimac advierte de cierres de tiendas de materiales de construcción al no poder desarrollar su trabajo, lo que en última instancia afectaría a las obras, ya que la construcción es un proceso continuo en el que la falta de un material bloquea la actividad.
La patronal avisa de que los problemas se ven ya tanto en materiales de fases iniciales de obra (cementos y hormigón) como en otros como los acabados o la cerámica. Y alerta de que si la parálisis se mantiene durante esta semana hasta conocerse las medidas concretas, la última semana de marzo el sector corre el riesgo de desmoronarse por el desabastecimiento.
Un frenazo que, de alargarse, podría terminar impactando en la ejecución de los fondos europeos, teniendo en cuenta la importancia del sector de la construcción a la hora de canalizar las ayudas comunitarias.
No obstante, la patronal considera que la huelga del transporte es una crisis sobrevenida como consecuencia del alza inasumible de los costes energéticos, por lo que coincide en la urgencia de poner en marcha medidas para abaratar la energía y el precio final de los combustibles al transporte profesional.
Andimac reconoce que la guerra en Ucrania, el encarecimiento de los materiales y de la energía, y las tensiones en las cadenas de suministro obligan a revisar todas sus previsiones para el sector de la reforma y la rehabilitación, para el que antes de la invasión se pronosticaba un crecimiento del 4,5% en 2022 en actividad.
Según el secretario general de Andimac, Sebastián Molinero, “en la actualidad no hay previsiones, sólo una gran incertidumbre que requiere máxima prudencia en la gestión de los riesgos por parte de las empresas. Si a la tensión límite que nos provoca el incremento de los precios sumamos el coste de paralizar una obra, o mantenerla al ralentí, muchas empresas constructoras pueden colapsar y arrastrar de nuevo al conjunto del sector. Para evitarlo, el Gobierno debe tomar medidas urgentes”.