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Unesid atribuye a los costes energéticos el descenso del 1,2% en la producción española de acero en 2023, regresando al nivel registrado en 2020. A lo largo del pasado año, la industria siderúrgica española enfrentó desafíos persistentes debido al alto precio de la energía. La media del pool eléctrico fue de 87,1 KWh, casi el doble de lo registrado en 2019, lo que afectó la competitividad del sector. Asimismo, Unesid asegura que los altos costes de CO2 y la ralentización de la demanda industrial europea continúan lastrando la actividad.
El director general de Unesid, Andrés Barceló, destaca: “A pesar de las turbulencias de los dos últimos años, los datos iniciales de 2024 invitan al optimismo, aunque sostiene que deben interpretarse con cautela. Desde finales de 2023 se viene observando una mejoría en algunas cifras de la actividad, si bien la comparación está distorsionada por los bajos niveles de finales de 2022”.
Asimismo, resalta que “la industria está comprometida con la descarbonización, pero para poder conseguirla necesita que las autoridades faciliten las condiciones que garanticen la competitividad de sus empresas”.
En el año 2023, la producción total de acero bruto por parte de la industria siderúrgica española alcanzó los 11,4 millones de toneladas. Esta cifra representa una ligera disminución del 1,2% en comparación con el año anterior, y se sitúa como la segunda más baja registrada por Unesid, superando al año de la pandemia en apenas 300.000 toneladas.
A pesar de la disminución de la actividad, durante el último año, el reciclaje de chatarra férrica en España subió el 3,2% hasta alcanzar los 9,3 millones de toneladas en total. En concreto, 8 de cada 10 toneladas de acero producido en España procedieron de la chatarra, lo que consolida a las fábricas españolas entre los principales recicladores en Europa.
En el año 2023, las entregas de productos siderúrgicos al mercado experimentaron una caída del 3,0%, lo que representó un total de 11,6 millones de toneladas. Esta disminución marcó la segunda cifra más baja desde 2009, como consecuencia de la debilidad en el sector industrial europeo. Las ventas hacia esta región se redujeron un 7,6% (3,6 millones de toneladas), mientras que las entregas a terceros países, a pesar de haber experimentado un ligero aumento del 0,9%, se mantuvieron en niveles históricamente bajos. Por otro lado, el mercado doméstico, también afectado por la debilidad, recibió un total de 6,4 millones de toneladas, lo que supuso una disminución del 1,3%, aproximándose al nivel registrado en 2020.
El pasado año, la demanda interna de productos siderúrgicos en España alcanzó los 12,6 millones de toneladas, registrando un leve aumento del 1,2% en comparación con el año 2022, impulsado principalmente por los proveedores europeos. En cuanto a las diferentes categorías de productos, el incremento en la demanda de productos largos fue del 4,3%, lo que compensó la nueva desaceleración en la demanda de productos planos, que cayó un 0,5%. Además, las importaciones provenientes de terceros países siguieron representando más del 30% del consumo total.
En 2023, las importaciones de productos siderúrgicos y de primera transformación aumentaron un 3,3%, alcanzando un total de 10,1 millones de toneladas, impulsadas por la recuperación de los proveedores europeos, que crecieron un 6,7%. Por otro lado, las importaciones provenientes de terceros países experimentaron una ligera disminución, situándose en 4,1 millones de toneladas, lo que representa un descenso del 1,3%. A pesar de esta leve baja, estas importaciones siguen manteniéndose entre los niveles más altos de los últimos quince años.
Durante el último ejercicio, las exportaciones continuaron su tendencia negativa, al experimentar una caída del 5,8% y situarse en 7,6 millones de toneladas. La disminución más notable se observó en el mercado comunitario, donde las exportaciones cayeron un 7,6% hasta alcanzar los 5,5 millones de toneladas. Por otro lado, las exportaciones dirigidas a terceros países se mantuvieron estables en 2,1 millones de toneladas, registrando una ligera disminución del 0,7%, lo que representa uno de los niveles más bajos en la serie histórica de exportaciones. Como resultado de estas cifras, España contabilizó un déficit comercial de 520 millones de euros, el primero en quince años, lo que equivale a 2,5 millones de toneladas.