Revista
Los españoles puntúan con un 6,8 la calidad de vida en sus viviendas, según la última edición del estudio Quiero Vivir Mejor, elaborado por la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac) y publicado por Cuida Tu Casa para velar por el confort dentro del hogar en un año marcado por la pandemia.
La patronal lamenta que cerca del 40% de las viviendas españolas no ayuden al bienestar de las personas que viven en ellas. En líneas generales, el grado de satisfacción no llega ni siquiera al notable, lo que debería preocupar en este “año indoor”, en el que la casa ha sido el principal refugio de las personas, pues se han visto obligadas a permanecer dentro de ella más tiempo que nunca por las distintas medidas puestas en marcha para luchar contra el coronavirus.
A Andimac no le sorprende este descontento, dado el envejecimiento del parque inmobiliario español, que avejenta a un ritmo anual del 2%, mientras la rehabilitación edificatoria afecta únicamente al 0,15% del mismo. De esta manera, actualmente el 83% de las viviendas en España tiene más de 18 años, que tiene su reflejo en términos de confort y bienestar.
En este sentido, la patronal incide en que una sociedad realmente comprometida con la mejora de sus condiciones de vida debe prestar especial atención a las condiciones de habitabilidad de sus viviendas, ya que la casa no es simplemente un espacio básico de abrigo, sino un pilar fundamental del bienestar.
Pues bien, la patronal defiende que esta crisis ha puesto de manifiesto un problema que afecta a una parte cada vez más amplia de los españoles: nuestro parque de viviendas no ha envejecido bien y no responde a las necesidades, valores, expectativas sociales y personales de bienestar.
Prueba de ello son los resultados de este Informe, que en opinión de Andimac deberían contribuir a diseñar políticas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos dentro de sus hogares. Sobre todo en aspectos relacionados con los ruidos, las pérdidas de temperatura o la capacidad de adaptar las estancias a las necesidades de las personas, que este año -con motivo de la implantación masiva del teletrabajo- se han visto especialmente alteradas. Así, el confort acústico, térmico y la ergonomía reciben las peores puntuaciones; mientras que el confort lumínico, la accesibilidad y el ahorro energético son las categorías a las que mejor nota dan los españoles.
En este sentido, la patronal explica que el hecho de que un mayor esfuerzo por ahorrar en consumo energético implique problemas en confort térmico pone de manifiesto que las viviendas españolas tienen serios problemas.