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Las nuevas tendencias de viaje tras la pandemia, como el incremento del turismo familiar, los destinos rurales o la implantación del teletrabajo han abierto las puertas a una nueva forma de vivir y de viajar. Y con ello han llegado nuevas maneras de hospedar a viajeros de todo el mundo, facilitando que quienes poseen una segunda residencia obtengan unos ingresos extraque ayuden al mantenimiento de la propiedad. España es, además, uno de los países de la UE con mayor número de propietarios de segundas residencias.
No obstante, adaptar una segunda residencia para recibir huéspedes requiere tener en consideración varios aspectos, como el acondicionamiento y ubicación, la regulación y la disponibilidad para gestionar el espacio y ofrecer una buena hospitalidad. Atendiendo a esta realidad, habitissimo y Airbnb han realizado un estudio-encuesta sobre la percepción de los consumidores en cuanto a la segunda residencia, su destino y necesidades de mantenimiento. Estas son algunas de sus conclusiones:
1. Las segundas residencias requieren de constante inversión -destaca el gasto destinado a la sostenibilidad y el ahorro energético- y gastos mínimos por conservación.
2. Dispersas por mar y montaña, y a más de una hora de la vivienda habitual. Los potenciales viajeros las quieren bien conservadas.
3. Los propietarios se muestran reticentes a alquilarlas de manera temporal, pero de manera mayoritaria reconocen que lo harían si contaran con ayuda o asesoramiento.
4. Las razones por las que los propietarios no alquilan o alquilarían (en caso de tenerla) una segunda residencia tienen que ver con el temor a los desperfectos o el mal comportamiento. Pero quienes lo han probado como huésped parecen perderle el miedo.