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Según la cuarta edición de 2021 del Informe Perspectivas del Consumidor de Kantar, que de manera trimestral analiza la confianza del consumidor español en torno a la economía propia y del país, la confianza del consumidor sigue inmersa en un clima de salida de la pandemia, pero con tintes de incertidumbre debido a la sexta ola, la inflación y el precio de la energía. Los consumidores detectan una salida de la crisis algo irregular, pero con la confianza de que, salvo que se estabilice la inflación, se retornará a un clima económico normal.
El Índice de Comportamiento de Kantar es resultado de la media entre la valoración de la situación económica propia y del país, la valoración del momento de consumo y las perspectivas económicas a 6 meses. El cuarto trimestre de 2021 cierra el año con un leve giro negativo en la confianza de los consumidores y baja un punto respecto al tercer trimestre, situándose en el 6,7%.
La valoración de la situación económica del hogar sigue siendo el único indicador en positivo dentro del índice y experimenta una subida de 3 puntos respecto al trimestre anterior, mientras que la previsión de la economía doméstica registra una leve mejoría y se sitúa en el -4,5%. La situación del país, el índice peor valorado, sigue con su tendencia de mejora y sube 4 puntos respecto al último periodo situándose en el 45,1%.
Teresa de Ledesma, responsable del estudio, comenta: “La opinión pública se está reponiendo del tremendo shock de la Covid-19 en la primera mitad del año, que afectó esencialmente a una valoración de la situación del país especialmente negativa. Lentamente, se observa una salida de ese clima, pero esta variable sigue a distancia del valor alcanzado en 2019 mostrando la capacidad del país para reponerse de la fase más profunda de la crisis, pero con una opinión sobre la solidez del país debilitada en relación con 2019. Es previsible una contención del gasto que afectará a unos sectores más que a otros, pero, aun así, los consumidores no se dejan arrastrar por la negatividad: las variables fundamentales, expectativas de estabilidad en los ingresos y en el empleo, se mantienen estables.”
Un 63% de los consumidores cree que lo más conveniente ahora es mantener los niveles de consumo, frente al 29% que cree que lo mejor es reducirlos. Con este panorama, el efecto más previsible será la reordenación del gasto, siendo las grandes compras y las que requieran más inversión las más afectadas: reformas en la casa, coches o vivienda, aunque el mercado inmobiliario muestra crecimientos elevados, o electrodomésticos grandes.
Teresa de Ledesma añade a este respecto: “Esta reordenación del gasto parece más coyuntural y un efecto de la inflación que un giro en la confianza del consumidor, aunque puede cambiar si la inflación se instala definitivamente. Las marcas deben trabajar en la confianza ya que es uno de los motores actuales en las decisiones de consumo de los españoles, quienes buscan seguridad y acertar en sus actos de compra, y perciben que pueden obtenerlo tanto desde la confianza que le otorgan las marcas tradicionales como desde el ahorro de la marca de distribución. En este contexto, continuamos insistiendo en la importancia de la innovación con propósito como acelerador del crecimiento. Una innovación que tendrá muchas más posibilidades de éxito si viene auspiciada por el paraguas de credibilidad y confianza de las marcas conocidas.”
La confianza en el empleo se mantiene, aunque sea apuntalada con medidas excepcionales. Las percepciones sobre el desempleo vuelven a valores similares previos a la crisis sanitaria, con un ligero repunte de aquellos que creen que dentro de un año habrá más desempleo (34%), mientras desciende el número de aquellos que creen que habrá menos (26%). Un 40% cree que el desempleo se mantendrá igual que ahora.
El resultado de este apuntalamiento es una percepción de seguridad del empleo propio sin precedentes, un 85% de los ocupados cree que no va a perder su empleo en los próximos meses y solo el 6% cree que tiene posibilidades de perderlo.
Como consecuencia, la percepción de estabilidad en los ingresos familiares también está volviendo a valores similares de finales de 2019, aunque hay un rebote de quienes creen que los suyos pueden descender. La diferencia radica en el descenso de aquellos que piensan que sus ingresos pueden aumentar, un 2%, un valor que baja casi 4 puntos respecto al trimestre anterior.