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En España tenemos un parque inmobiliario que, con 45 años de media, puede considerarse antiguo si pensamos en según que aspectos de la vivienda. Además, el precio de la obra nueva y otros factores como la falta de espacio en el centro de las ciudades para nuevas construcciones han propiciado que cada vez sean más los que apuestan por invertir en viviendas antiguas y reformarlas.
Por ello, y porque muchas veces desconocemos cuáles son las partes de la vivienda que necesitan ser revisadas y cuáles pueden requerir un lavado de cara para mejorar el confort, los expertos de la plataforma digital para la mejora del hogar, habitissimo, ofrecen las claves para saber que debemos reformar o actualizar en función de la antigüedad de la vivienda para ganar en seguridad, confort y mejorar también su eficiencia energética.
Así, en primer lugar, los expertos inciden en la importancia que la instalación eléctrica tiene en la vivienda pues, “si es antigua y no ha pasado las revisiones oportunas, puede ocasionarnos serios problemas”, explican. Y es que, si la vivienda es anterior a 1973, seguramente no cuente con la seguridad adecuada, pues hasta entonces no existía ninguna regulación específica que lo vigilase, por lo que “si nuestra vivienda es de la década de los sesenta, la electricidad tiene que ser una de nuestras prioridades”, añaden.
Así, entre los problemas eléctricos a los que nos podemos enfrentar en una vivienda antigua están los sistemas inadecuados y sobrecargados, los recubrimientos de paredes y techo que esconden cableados inseguros, ampliaciones de circuitos eléctricos o reparaciones mal hechas. “Incluso se pueden encontrar viviendas con una falta de instalación a tierra, con las consecuencias que esto puede tener para el funcionamiento y la seguridad de la electricidad”, explican los expertos.
Por otro lado, la fontanería también es otro de los puntos importantes a valorar si vamos a reformar una vivienda, pues hasta casi finales de la década de los setenta, las instalaciones se hacían con tuberías de plomo, algo impensable actualmente dada su composición tóxica, especialmente para las mujeres embarazadas. En la década de los ochenta se empezaron a utilizar otros materiales como hierro o cobre y actualmente las tuberías que se recomiendan son las multicapa, por lo que, si vamos a decidirnos a hacer una reforma, las tuberías han de ser de nuestras prioridades. “Además, podemos aprovechar estos cambios, para sustituir bañeras antiguas por duchas o actualizar la cocina y dar a nuestra vivienda un toque más actual”, indican.
Si dejamos de lado las intervenciones más importantes a la hora de garantizar nuestra seguridad, debemos ocuparnos en segundo lugar de las ventanas y los suelos de nuestra casa, ya que unas buenas ventanas, sin fisuras ni filtraciones y que sean capaces de aislar bien la vivienda, nos ofrecerán un mayor confort y mejorarán la eficiencia en cuanto a calefacción y aire acondicionado. “Si nuestra vivienda es de los ochenta, seguramente nuestras ventanas sean de PVC, pues tienen una vida útil de unos cuarenta años. Ahora sería por tanto un buen momento para hacer una buena revisión y, si es conveniente, cambiarlas”, explican.