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En el marco de la Asamblea General Ordinaria de Asepal 2023, su presidente, Javier Muñoz, aprovechó para hacer balance del sector que representa: el de los Equipos de Protección Personal. Las siguientes conclusiones ofrecidas por el propio Muñoz, y recogidas por la Newsletter de PQ, resumen la realidad de un sector clave para la seguridad individual y el bienestar del trabajador.
“Ha sido un año de claroscuros marcado por importantes desafíos para nuestro sector desde el final de la pandemia de Covid-19 por el aumento del coste de la energía, la evolución en los tipos de cambio, la guerra en Ucrania y los problemas logísticos y de inflación que han afectado a los EPI, entre otros sectores.
Todo parte del fuerte crecimiento de la economía en 2021, que se transformó en una ralentización que nos llevó a temer la recesión en España. El dato del PIB interanual creció un 5,5%, casi lo mismo que el año 2021, pero con una desaceleración clara en la segunda mitad, con un aumento de solo 0,1 % en el tercer trimestre de 2022 y un 0,2 % en el cuarto trimestre. Como en el resto del mundo, la inflación en España ha experimentado una subida histórica (en julio del año pasado se alcanzó el máximo del 10,7% del IPC), si bien cerró el año por debajo de la media de la zona euro. Esto lo hemos notado inmediatamente en nuestro sector. Los informes de los que ya disponemos nos dicen que la industria española aún no se ha recuperado del impacto del Covid-19, siendo además la quinta que menos había crecido en 2021 en la UE.
Uno de los elementos positivos del año en términos económicos fue que ha continuado mejorando el empleo en el país, con 279.000 personas trabajadoras más y que la tasa de paro ha seguido descendiendo, aunque solo cuatro décimas menos que el año anterior, según los datos de la Encuesta de Población Activa. Pero también ha aumentado la siniestralidad laboral, que como cada año es el indicador de impacto más relevante para nuestra asociación. Desde la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en 1996 nuestro compromiso conjunto, junto al de resto de actores de la prevención, marcó un descenso continuo de la siniestralidad hasta 2012, año desde el que no para de empeorar (con la excepción de 2019, que además fue un año difícil de evaluar por los cambios en cómo se contabilizan los accidentes laborales).
En 2022 se han producido nada menos que 1.196.425 de accidentes laborales, más de la mitad con baja, un 10’4% más que el año anterior. En términos absolutos se han producido 826 muertes en el trabajo, un incremento realmente dramático que nos debe interpelar a todos los agentes a colaborar en el análisis y en tomas nuevas medidas para la seguridad y la salud laboral. Todavía más, cuando de 2020 hasta ahora somos mucho más conscientes de que no solo tenemos el deber de proteger, sino también el de dar el mayor bienestar posible al trabajador para contribuir también a su salud psicosocial.
En cuanto a la situación económica del sector, es importante mencionar que, a pesar de no haber habido pérdida de volumen en 2022, sí ha sido un año de estrechamiento de márgenes debido a los factores comentados inicialmente.
A pesar de este contexto de elevada volatilidad e incertidumbre, hemos estado tratando de no trasladar la situación macroeconómica a los precios del sector. Podemos incluso estar orgullosos de que el sector de EPI ha salido fortalecido de la pandemia gracias a la persistencia de las empresas más serias y profesionales. Ahora formamos parte del imaginario colectivo cuando pensamos en seguridad. Pero todos sabemos que repercutir los incrementos de costes en el sector industrial no es sencillo. Y aunque en 2022 hemos mantenido nuestro volumen de ventas, hemos sufrido un estrechamiento de márgenes. Con todo, hemos seguido trabajando en la mejora del cumplimiento de la normativa y en la adaptación a las exigencias de la transición climática.
En cuanto a las regulaciones que afectan al sector, ha habido mucho interés y escasa información práctica sobre el impuesto al plástico que se ha tenido que aplicar desde el 1 de enero de 2023. Y aquí entramos en el terreno del gran eje de cambio que se nos presenta, la sostenibilidad.
Muchas empresas del sector están intentando anticiparse a las muchas regulaciones vinculadas a la transición climática, pero a partir de ahora el ritmo va a ser más exigente. Las exigencias de ecodiseño, reciclabilidad, etcétera, van a ser cada vez más firmes, siento clave que el sector se prepare para adaptarse a ellas.
El 1 de febrero de 2023, la Comisión Europea presentó el ‘Plan industrial del pacto verde para la era de neutralidad climática’. Es un nuevo plan para acelerar la transformación de cero emisiones netas de la industria con un gran incremento del desarrollo tecnológico. Básicamente, es una iniciativa de atracción de inversiones en la base industrial de cero emisiones netas y en la innovación industrial ecológica. El dinero en forma de inversión privada que llega a nuestro sector está siendo significativo.
A nivel público, esperamos políticas que relancen el valor añadido de nuestro sector; esperamos que el gobierno defina y facilite instrumentos para estrechar la relación entre digitalización, economía verde e industrialización y que lo haga mano a mano con los representantes del sector privado que estamos preparados para ello, tanto ASEPAL particularmente como a través de la Comisión de Industria y Transición Energética de la CEOE, de la que somos miembros.
El sector del EPI debe abordar la innovación como una necesidad imperiosa. La investigación y el desarrollo son fundamentales en un mundo cada vez más tecnológico y en constante evolución. Es importante fomentar la colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación para impulsar el progreso en este ámbito. De hecho, la digitalización está permitiendo una mejor integración de los distintos actores de la cadena de valor, lo que está contribuyendo a mejorar la trazabilidad y la calidad en el EPI. El objetivo es desarrollar productos innovadores que combinen seguridad, confort, funcionalidad y mayor durabilidad, de manera que no solo proteja a la persona trabajadora, sino que le dé bienestar contribuyendo al mismo tiempo a una mayor sostenibilidad.
Todos estos retos ponen de manifiesto la relevancia de trabajar en alianzas, ya que ninguna empresa puede enfrentar sola todas las transformaciones e innovaciones que se necesitan. En estos procesos, todas las empresas y todas las alianzas que quieran trabajar para favorecer al sector nos van a encontrar, como ha ocurrido con el Clúster EPI y Salud que se ha creado en 2022. Ahora cobra mayor relevancia estratégica nuestra apuesta por ESF, por CEOE y con UNE. La apuesta de Asepal es ser una referencia técnica absoluta, poniendo en valor el rigor y garantía de los productos de nuestros asociados, poniendo al usuario en el centro de nuestro trabajo y adaptándonos a sus tiempos y a sus espacios con una nueva web, la preparación de la guía técnica del EPI on line, el aumento de la visibilidad y comunicación en redes sociales...
Vamos a fomentar la exploración conjunta de los cambios que están teniendo lugar, por ejemplo, preparando un congreso específico del sector EPI que influya ampliamente en la comunidad de la prevención laboral, como conclusión a un proceso de escucha que comenzó hace un año exactamente, en esta misma sede, en la AGO 2022.
En cuanto a la marcha y los objetivos de la asociación, seguimos comprometidos en ofrecer a las empresas de EPI un espacio donde puedan compartir conocimientos, buenas prácticas y encontrar soluciones a los desafíos que se presentan. Hemos desarrollado una estrategia de participación que se ha materializado ya en la creación de unos espacios de generación de conocimiento sumamente especializado que hemos llamado comunidades de práctica.
Hay una comunidad de práctica para cada familia de EPI, y todas han tenido al menos dos reuniones durante el año 2022 y han generado un plan de actividades para 2023. Muchos de los trabajos que las comunidades de práctica están emprendiendo se dirigen a que los usuarios y la sociedad retengan la importancia de la protección personal en el ámbito laboral y diario. Tenemos propuestas muy interesantes de trabajo en grupos estratégicos de economía circular y de políticas públicas del EPI. Forma parte de todo un esfuerzo de renovación estratégica que viene desde antes, pero que ha sido prioritario desde que hace un año nos reunimos aquí y esta junta directiva se comprometió a estudiar y proponer medidas de refuerzo de la visibilidad y el peso de Asepal como voz representante de las empresas del sector y en la lucha por los intereses de todas sus empresas asociadas.
La junta directiva a la que represento piensa que la estrategia a seguir pasa por que Asepal sea capaz de generar un encuentro estatal con los principales agentes públicos y privados implicados en la cadena de valor del EPI, en su fabricación y comercialización, en la vigilancia del mercado y las mejores prácticas en selección y uso del EPI, capaces de elaborar respuestas conjuntas y aumentar la calidad y el servicio del EPI a la sociedad. Esta idea se ha visibilizado en la encuesta que hicimos en otoño y que veremos más en profundidad hoy.
En definitiva, nuestro objetivo es seguir impulsando la innovación y la sostenibilidad en el sector del EPI, promoviendo la colaboración y la comunicación entre empresas, organismos y entidades relevantes, y trabajando juntos para seguir garantizando la seguridad y la salud de las personas en el entorno laboral. Seguiremos trabajando en esta línea con ilusión y dedicación, convencidos de que juntos podemos construir un futuro mejor para el sector y para la sociedad en su conjunto.