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El sector europeo de la construcción se encamina a cerrar el ejercicio 2022 con un crecimiento del 3,0%, según el último informe de los expertos de los 19 países de la red Euroconstruct que acaban de presentar sus conclusiones relativas al seguimiento de la marcha del sector. España se muestra segura ante los fondos Next Generation.
Este es un resultado que puede calificarse de satisfactorio si recordamos que, antes de la invasión de Ucrania y el desencadenamiento de la crisis energética, se preveía un avance del 3,6%. Sin embargo, las inercias se van agotando progresivamente y, unido a la severa desaceleración económica (0,5%), la previsión del sector construcción para 2023 es de estancamiento (0,2%). Que la economía y la construcción detengan su crecimiento de forma simultánea entra dentro de lo esperable. Lo que llama la atención es que en 2024 se espera que el PIB europeo volverá a remontar (1,9%) mientras que la construcción entrará en el segundo año de estancamiento (0,0%).
Hay dos motivos para no alarmarse. En primer lugar, durante este bienio sin crecimiento el sector europeo estará produciendo al nivel más alto de las últimas dos décadas, concretamente un 6,8% por encima del pico de 2007-08 (calculado sin la contribución de España). Y en segundo lugar, las primeras proyecciones para 2025 no anticipan un empeoramiento (1,1%)
Comparando país a país la producción prevista para los años de estancamiento (2023-24) con los años álgidos del anterior ciclo (2007-08) se observa como 11 de los 19 mercados del informe Euroconstruct se encontrarán produciendo a niveles superiores, e incluso claramente superiores en bastantes casos. Si nos fijamos en tres países de gran dimensión como Alemania, Reino Unido o Países Bajos, vemos como tocarán techo a cotas por un 17%, 15% y 12% por encima de las de 2007-08 respectivamente. Es evidente que, con semejantes niveles de producción, la ausencia de crecimiento resultará mucho más llevadera.