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La construcción industrializada en España comienza a ser una realidad. El sector, que en la actualidad representa entre un 1% y un 2% de todo lo construido, va ganando cuota de mercado y cada vez son más los profesionales técnicos, promotoras y constructoras que se decantan por este sistema.
Sin embargo, este modelo constructivo todavía debe de superar importantes barreras para poder avanzar en su desarrollo; retos relacionados con la unificación de criterios tanto en su definición, como en los procesos de trabajo, en la normativa que le afecta e, incluso, en los aspectos más técnicos como las mediciones de los proyectos. También la transición digital y una firme apuesta por la Inteligencia Artificial son algunos de los temas en desarrollo para materializar proyectos cada vez más fiables a como se diseñaron, mejorando la productividad y la creatividad.
“La Inteligencia Artificial emula los procesos propios de la inteligencia humana. Hemos conseguido un algoritmo con la capacidad de iterar 100.000 veces por segundo, lo que equivale a la posibilidad de hacer 100.000 proyectos cada segundo y generar un sinfín de soluciones viables, para después con un sistema de scoring elegir únicamente aquellas que mejor resuelven el problema”, explica Ana Lozano, CEO de Nidus Lab y Valenthia Strategy. “De esta manera ayudamos a los arquitectos a producir un proyecto sin errores, sin incertidumbres y que se puede presentar en 72 horas”, añade.
Este es solo de uno de los desafíos en los que trabajan los diferentes grupos de trabajo del Clúster de la Edificación –como puso de manifiesto durante el pasado Rebuild 2014– subrayando la importancia que tiene para la industrialización la implementación de herramientas digitales con las que agilizar el trabajo y acortar los tiempos. Metodologías como Lean Construction, donde se fomenta el trabajo colaborativo, se permite incorporar a los diferentes agentes del sector (promotor, ingenierías, constructores y fabricantes) y se facilita la toma de decisiones por niveles, gracias a la aplicación de herramientas como LPS o Informe A3. “Lean es una metodología que nos da las herramientas y las posibilidades”, apunta Fernando Cerveró, de Think Productivity. O también BIM, entendido como un modelo único y colaborativo, “cuya utilidad se extiende a lo largo de toda la vida del edificio”, señala Rubén San León, de Valladares Ingeniería.
Pero el salto a la digitalización tiene que ir más allá de los procesos de trabajo y estar presente en otros ámbitos, como la Administración Pública, con el objetivo de agilizar los tiempos y procesos. “La construcción industrializada permite acortar la duración de una obra, sin embargo, los procedimientos administrativos están pensados para la edificación tradicional”, argumenta Jaime Fernández, de ASPRIMA.
En este sentido, destaca la experiencia de la ciudad de Madrid, “que cuenta con una estrategia propia de transformación digital de todo el proceso urbanístico”, mantiene Juan Carlos Álvarez, director general de la Edificación en el Ayuntamiento de Madrid. “Estamos en un momento en el que el sector privado ya avanza en el uso de herramientas digitales, se habla de arquitectura generativa y de IA aplicada a la arquitectura, y ahí la Administración debe avanzar y hacer propias esas herramientas, automatizando los procesos”, concluye.
Asimismo, unificar criterios, estándares y definiciones es “clave” para lograr un mayor desarrollo del sector de la construcción industrializada.
“Uno de los grandes valores de la industrialización es la reducción de los tiempos de ejecución. Poder definir, clasificar, medir y hablar un lenguaje común ayudaría mucho a los profesionales, agilizaría los trámites y contribuiría al proceso de postventa”, señala Herminia Vegas, de ST Consultores Inmobiliarios.
“Para medir la industrialización de los edificios antes es necesario consensuar una definición clara sobre qué es la construcción industrializada es fundamental para ofrecer claridad al sector, pero también para articular normas y estándares necesarios, aplicables a ámbitos como los concursos públicos”, afirma Mario Sanz, del Colegio de Aparejadores de Madrid.
Esta necesidad de definir criterios y unificar procesos, que es clave de cara al cumplimiento de la normativa y estándares constructivos, también lo es desde el punto de vista del proceso de diseño y supone un valor diferencial para constructoras y promotoras. “Industrializar debe significar una mejora de márgenes. Ser más eficientes a la hora de hacer una construcción y más eficaces, ofreciendo –como mínimo–, la misma calidad que una tradicional”, explica Begoña López, CEO de Componentes y Unidades Constructivas.
Otro de los grandes desafíos, común a todos los sectores, es la aplicación de la economía circular y de los procesos de desmontaje y reciclaje en obra (o al finalizar la vida útil del edificio), ya que “la industrialización nos va a facilitar el recuperar esos productos que ahora no estamos utilizando y reciclarlos. La concienciación es fundamental y debe de estar en la base del proyecto”, según Javier Sabalza, de ACR.