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El pasado año, el sector de la construcción creció un 3,5%. Esta es la tercera vez que en dos décadas se alcanza un crecimiento igual. Esta fue la cifra aportada por el iTeC, que celebra este año su 40 aniversario, en la presentación de las conclusiones del Informe EuroConstruct de invierno. Tal como comentó Francisco Diéguez Lorenzo, director general del iTeC, “en la celebración de este año, nos hemos propuesto mejorar nuestra presencia y para ello tenemos previsto organizar 40 eventos, éste es el segundo”.
Respecto a la cifra de crecimiento del sector, Diéguez señaló que “en verano hablábamos que las perspectivas para 2018 eran buenas y ahora incluso han mejorado con esta cifra con la que se redondea el año 2017. Hace sólo 4 años hablábamos de una profunda crisis y ahora se puede dar por zanjada. Sin embargo, éste crecimiento se moderará en los próximos años, un 2,6% en 2018. Los inversores están volviendo a este sector, pero observando los riesgos”. Respecto a España, Diéguez insistió “nuestro país amplifica lo bueno y lo malo. Hemos crecido un 4,1% en 2017 y está previsto que el próximo año alcancemos el 3,8%".
Josep Ramón Fontana, jefe del departamento de Mercados del iTeC, fue el encargado de analizar un informe en el que a todas luces es excepcional la situación gracias a una economía más robusta de lo previsto que ha contribuido a mejorar los ingresos familiares, los resultados empresariales y las finanzas públicas. Este entorno, favorecido por el factor crédito, ha hecho aflorar más demanda de construcción, tanto por la parte privada (apetito inversor, flujos migratorios internos y externos) como por la parte pública (puesta al día tras años en clave de austeridad).
En caso de que continuase esta dinámica, el sector podría acabar recalentándose; sin embargo, la previsión contempla el desenlace más lógico: menores crecimientos en 2018 (2,6%) y 2019 (2,1%). La mayoría de países coinciden en que atravesamos una ventana de oportunidad que tiene posibilidades de durar algo más, pero en el momento que las condiciones dejen de ser óptimas, el sector construcción se replegará ordenadamente hacia posiciones de poco riesgo. La primera proyección para 2020 anticipa cómo la iniciativa pública podría compensar algo el enfriamiento de la promoción privada, con lo que se evitaría el retroceso de la producción (1,1%).
En el desglose por países, en 2017 asistimos a un fenómeno poco frecuente: la totalidad de los 18 países de la red Euroconstruct han registrado crecimiento. Tan solo 5 países escaparán de la desaceleración prevista de 2018 en adelante, entre los cuales se encuentra Italia, un mercado cuya recuperación tras la crisis lleva un ritmo más lento. Se confirma de nuevo que Alemania se encamina hacia el estancamiento, aunque no hay que perder de vista que su crecimiento se detiene tras haber alcanzado unos niveles de producción más que respetables.
Durante la pasada década, la edificación residencial en Europa fue la protagonista del boom de la construcción como de su posterior declive y ahora vuelve a ser la principal responsable de este nuevo momento de euforia del sector, con una cuota de mercado del 21%. Tras haber experimentado un fuerte avance en 2017 (8,9%), aún parece que le queda margen de crecimiento a medio plazo. En 2018 volverá a ser el subsector más expansivo (4,4%), pero de ahí en adelante perderá impulso en 2019 (2,4%) y 2020 (0,8%).
La previsión para la edificación no residencial sigue una secuencia temporal idéntica a la de la vivienda: en 2017 se espera el pico de crecimiento (3,6%) y a partir de ahí se desacelerará en 2018 (2,1%) y 2019 (1,0%) hasta llegar al estancamiento en 2020 (0,3%). Los promotores de edificación no residencial están reaccionando con mayor cautela ante la mejora macroeconómica. Su cuota de mercado es del 17%.
La rehabilitación nota la mejora económica de las familias conservadoras y por consiguiente su decisión de mejorar la inversión en sus hogares, aunque todavía tienen pendiente cuentas con la crisis. Es el mercado más grande de toda Europa con una cuota de mercado del 42%.
La ingeniería civil parece que no esté participando del buen momento de la edificación puesto que para 2017 sólo tiene previsto crecer un 2,2%. Sin embargo, en 2018 y en 2019 la previsión supera el 4% anual, de manera que podrá compensar parte de la anunciada desaceleración de la edificación. Durante este período se confía en que las finanzas públicas se recuperan hasta el punto de que las administraciones se vean presionadas a retomar sus inversiones y el mantenimiento que han pospuesto durante los últimos años. Su cuota de mercado alcanza el 20% en Europa.
La confección de la nueva previsión ha coincidido en el tiempo con el apogeo del conflicto con Cataluña, una situación insólita para la cual no hay puntos de referencia que permitan anticipar cuáles serán las consecuencias sobre la economía y la construcción. Siendo optimistas, en España podría repetirse una secuencia parecida de sobrereacción, ajuste y eventual vuelta a la calma.
El optimismo que se requiere para que se materialice este escenario lo proporciona la buena situación de la economía española, dentro de un contexto de mejora global. Todo indica que 2017 será el tercer año consecutivo en el que el PIB crecerá a ritmos superiores al 3%. Para el período 2018-2020 se esperan avances entorno al 2,3% anual. Pese a esa desaceleración, hay que contar con un sustrato empresarial (construcción incluida) más potente que unos años atrás, menos endeudado y nuevamente capaz de invertir.
La previsión para el sector construcción parte de la premisa de que fuera de Cataluña los agentes de este mercado nos van a verse condicionados negativamente por la “calma tensa” que podría llegar tras las elecciones de diciembre. La media de crecimiento prevista para 2018-2020 es del 3,5%, lo cual puede parecer bastante sustancial, salvo que se introduzcan dos matrices significativos, uno que la construcción española (incluso después de permanecer en positivo desde 2015) continua produciendo a niveles muy discretos, y dos, que previamente a la irrupción de todas estas tensiones añadidas, existía potencial para crecer por encima de las cifras que se proponen.
La edificación residencial, sin estar en situación óptima, ha encontrado de nuevo un cierto equilibrio que se ha adaptado a los nuevos actores del mercado y ha sabido encontrar aquellos nichos de demanda que justifican la puesta en marcha de nuevas promociones. El crecimiento continuará, aunque cada vez con tasas más moderadas (del 14% de 2017 se tendrá al 5% en 2020) algo que es propio de los mercados que salen de una fase crítica y ganan madurez. Su cuota de mercado es del 30%.
Las perspectivas de la edificación no residencial son más cuestionables. La primera es que su proceso de recuperación tras la crisis se ha iniciado más tarde y con menos intensidad. La producción de 2017 no debería tener problemas para crecer un 4%. Para 2018 se espera que crezca un 2,5% y entre 2019-2020 un 4%. Su cuota de mercado es del 19%.
En rehabilitación, la situación es igual que la que sucede en el resto de Europa, promulgándose la misma teoría y práctica, con un crecimiento del 2%, su cuota de mercado es del 31%.
Respecto a ingeniería civil, esta atraviesa momentos de mínimo volumen de obra promovida a escala estatal. Si bien en 2017 se ha parado en una zona negativa (-6,4%), en 2018 se prevé que crezca un 3,6%. Los problemas podrían reaparecer tras la elecciones de 2019 y se vuelvan a poner de manifiesto las debilidades de la obra promovida por el estado, particularmente el ferrocarril. Se estima para 2020 un crecimiento del 1,5%. Su cuota de mercado es del 19%.