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Los robots, los algoritmos de inteligencia artificial, la informática en la nube, la internet de las cosas, los macrodatos y las plataformas de economía compartida son algunos ejemplos de las nuevas tecnologías que ya forman parte de nuestra vida cotidiana. Todas estas tecnologías han transformado profundamente la actividad económica de las empresas y el trabajo, con la aparición de nuevas compañías y profesiones, con mejoras en la eficiencia o con el impulso a la transformación social. En la actualidad, casi el 40 % de la industria española utiliza robots. ¿Podríamos decir, pues, que estamos ante una cuarta revolución industrial?
Joan Torrent, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que «para poder hablar de un nuevo ciclo económico, la robótica debería estar ya presente al menos en la mitad de las empresas de la industria española». No obstante, según las previsiones de la Federación Internacional de Robótica (IFR), en el año 2020 la industria mundial utilizará más de 2,5 millones de robots, a un ritmo de crecimiento anual que superará el 10% y con un número de unidades que duplicará los robots que había a comienzos del año 2010. Aunque en la actualidad más del 70% de los autómatas se ubican en empresas de automoción, electricidad y electrónica, metalurgia y química, se prevé que durante los próximos años se expandan hacia otros ámbitos de la industria.
Sin embargo, ante este paradigma existe cierto miedo del impacto que estas nuevas tecnologías pueden tener en la productividad y el trabajo de las empresas. Por este motivo, los Estudios de Economía y Empresa de la UOC ponen en marcha una serie audiovisual de ocho capítulos con el título Sharing Economy para reflexionar sobre el impacto de la economía colaborativa en diferentes ámbitos, como el mercado de trabajo, el turismo o el comercio electrónico. En el primer capítulo, Torrent analiza de qué forma estos nuevos comportamientos e intercambios que se llevan a cabo entre iguales (peer-to-peer) mediante las plataformas cambiarán radicalmente la dinámica de la economía, la empresa y el trabajo a lo largo de los próximos años.
Torrent asegura que los avances tecnológicos y la introducción de mejoras que facilitan el desarrollo deben ser, sin duda, aliados de las empresas. «La robótica tendrá un efecto positivo asegurado en las empresas que tengan desarrollada toda la parte relacionada con la investigación y la innovación, así como en aquellas que hayan incorporado las novedades de la primera ola tecnológica», explica Torrent en el estudio «Conocimiento, robótica y productividad en la PYME industrial catalana: evidencia empírica multidimensional».
En ese sentido, el profesor apunta que las empresas que utilizan robots «facturan más, exportan más, son más eficientes y, por lo tanto, mejoran la productividad». Sin embargo, ante este panorama aumenta la preocupación por el futuro de los puestos de trabajo. Torrent explica que «la tecnología no destruye el trabajo, sino que sesga habilidades y destrezas, y desplaza tareas, trabajos, empleos y personas». No obstante, el profesor reconoce que «a medida que crece la utilización de la robótica, el número de trabajadores disminuye más rápidamente que el número de empresas que no la utilizan».
Un informe de la Universidad de Oxford apunta que el 36% de los puestos de trabajo españoles están en riesgo de digitalización. «Estamos observando que la robótica y la inteligencia artificial desplazan los trabajos de tramos y cualificaciones medios, mientras que las personas que realizan trabajos de la franja baja o alta no tendrán tantos problemas para coexistir con ella», razona Torrent. Sin embargo, el profesor explica que «este tipo de tecnologías acaban dando lugar a nuevos perfiles profesionales, aumentan los salarios de la gente y crean nuevos puestos de trabajo, que suelen compensar, en general, los que se pierden con la gente que queda desplazada».
La inteligencia artificial y los robots
Hoy día, gracias a los nuevos medios y a las redes sociales, la gente tiene la posibilidad de colgar todo tipo de contenidos en internet y esto ha dado lugar al establecimiento de plataformas de comunicación entre individuos que hacen que la gente pueda intercambiar bienes y servicios de todo tipo. De hecho, según el Flash Eurobarometer 467, el 23% de los europeos ya han utilizado servicios mediante las plataformas de economía colaborativa, la mayoría en los sectores del turismo y del transporte.
Torrent apunta que las tecnologías de la segunda ola digital tienden a la convergencia mediante relaciones de complementariedad. «Cada vez es más habitual que las plataformas de movilidad utilicen mecanismos de geolocalización (Google Maps) y chatbots (algoritmo de inteligencia artificial) para saber las necesidades de los usuarios», ejemplifica el profesor.
Esta relación, añade, también se produce al revés, ya que, por ejemplo, «la robótica social (como el humanoide Pepper) utiliza la información que las personas suministran a las redes sociales o profesionales para conocer su estado de ánimo a partir del reconocimiento de rasgos del carácter mediante la expresión del rostro».