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No todos los trabajos del futuro se enmarcan en los ámbitos de la robótica, la inteligencia artificial, el big data o el Internet de las cosas. De hecho, uno de los sectores más tradicionales y con mayor peso en la economía española, como es el de la construcción, se reciclará y afrontará un cambio de paradigma gracias a una nueva profesión: la del asesor técnico en reforma. Y es que la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac), a través de TÜV-Rheinland, comenzará a certificar a los primeros profesionales que, de manera imparcial e independiente, coordinarán toda la obra y auditarán a posteriori que esté bien realizada.
Más allá de profesionalizar el sector de la reforma, estos asesores se encargarán de realizar un ‘servicio posventa’ para detectar las necesidades que surjan en la vivienda con el paso del tiempo y así fidelizar al cliente. Y ese seguimiento, con su correspondiente auditoría, propiciará un mantenimiento continuado del estado de los inmuebles. Como consecuencia, la construcción podría lograr un modelo de negocio más sostenido en el tiempo.
En este sentido, al margen de que el peso del sector de la reforma en la construcción ya alcance el 80%, Andimac revela que por cada puesto de trabajo en obra nueva se generan 1,5 en reformas, por lo que la mayor actividad que originarán los asesores técnicos se traducirá en más empleo, y de mayor calidad.
De esta forma, el volumen de negocio de este sector escalará este año por encima de los 16.100 millones de euros, un 6,4% más que en 2017, según el Observatorio 360º de la reforma –elaborado por Andimac-. Sin embargo, actualmente sólo se reforman cuatro casas de cada 100, una cifra que podría dispararse gracias a la confianza que aportará a los clientes una figura como la del asesor técnico.
Y cuantas más casas se reformen, evidentemente, más trabajo se creará en el sector. Por ello, esta nueva profesión también podría servir para reinsertar en el mercado laboral a más de un millón y medio de personas que, trabajando en la construcción, han perdido su empleo a lo largo de la última década. Asimismo, mejorará la cualificación de unos empleados que durante años han visto tan seriamente amenazados sus puestos de trabajo, pues como consecuencia del pinchazo inmobiliario en España se pasó de construir 700.000 viviendas al año a las 60.000 actuales. Y como más de la mitad de los inmuebles son anteriores a 1980 y en torno al 70% de las casas que se venden en nuestro país pasan antes o después por una reforma, fue en este sector donde la construcción y los materiales asociados a ella se refugiaron durante su peor etapa.
Diez años después, la construcción creó más de 64.000 empleos el pasado ejercicio, aunque no es menos cierto que sus cifras continúan muy a rebufo de las del sector servicios e industrial. No obstante, de acuerdo a los datos de Andimac, el tejido empresarial relacionado con los materiales de construcción residencial ha comenzado a recuperarse, tanto en número de empresas (un 0,7% más en 2016, principalmente entre los constructores) como en número de empleados (con 4.530 empleos creados). Y el nacimiento de esta nueva profesión alentará todavía más estas cifras.
Máxime teniendo en cuenta la manera en que contribuirá a mejorar la cultura de reforma en España. Pero los españoles continúan gastando más en mantener sus coches que sus casas, lo que podría revertirse mediante la confianza que inspira una figura como la del asesor técnico, en la que el sector de la construcción ha encontrado una manera de aportar valor a los clientes, quienes a partir de ahora concebirán las reformas como una inversión, no como un gasto, con la que revalorizar sus casas hasta un 20%.
De forma paralela, el asesor técnico estará capacitado para realizar chequeos sobre el estado de una vivienda y ofrecer al cliente incluso en el punto de venta, de manera desinteresada, recomendaciones para ejecutar reformas orientadas a incrementar el rendimiento del inmueble en términos de valor patrimonial y calidad de vida. Y es que tendrán a su disposición una herramienta de recogida de información que servirá a estos profesionales en sus funciones de asesoramiento, lo que favorecerá la sostenibilidad del modelo de negocio de la construcción basándose en parámetros de calidad y no de cantidad.
Al mismo tiempo, el hecho de que estos profesionales estén respaldados y avalados por un sello como el de TÜV-Rheinland -bajo la ISO 17024 con reconocimiento internacional- abrirá las puertas a los asesores técnicos para trabajar en aquellos países donde haya una intensa actividad constructora y de reforma, ya que los alumnos de este programa formativo aprenderán unas competencias que actualmente se encuentran sin regular.
Esta certificación también está diseñada y pensada para responder a una nueva tipología de cliente, que se ha vuelto más exigente y compra de manera diferente, así como a las nuevas estructuras familiares (como los singles o monoparentales) e incluso de hogar, pues no es lo mismo una casa donde vivan personas mayores que exige accesibilidad que otra en la que haya niños pequeños, donde primará la seguridad.
Según Sebastián Molinero, secretario general de Andimac, “la figura del asesor técnico está llamada a protagonizar el futuro del sector de la construcción. No sólo sirve para reinsertar a quienes hayan perdido su empleo durante la crisis o para reciclar y mejorar la cualificación de los trabajadores, sino que hará que muchos españoles se decidan a reformar sus casas gracias a las garantías que ofrece la visión integral de un experto imparcial, transparente y totalmente profesional”.